martes, 26 de mayo de 2009

De Burgos al este de Alemania


Rafael Frühbeck de Burgos fue invitado de la Filarmónica de Dresde en la temporada 2003/04, para convertirse un año después en su director principal. La búsqueda de la esencia y sonido sajones constituyeron un reto al que Frühbeck intentó aportar aires mediterráneos.


Los integrantes de la antaño zona soviética alemana cuentan con un rudimentario pero eficaz Palacio Cultural en el centro mismo de la ciudad, que desde 1969 dinamiza la actividad musical de la región sumándose a la formidable Staatskapelle.

El programa elegido no podría haber sido mejor: las Sinfonías brahmsianas. En un enrarecido orden, la Tercera dio paso a la Primera. La plenitud cordófona, algo ahogada en el fraseo, inició el primer movimiento de la número 3. Las trompas estuvieron realmente estupendas. El segundo movimiento se caracterizó por el sonido cálido y sugerente de las maderas y el tercero tuvo un solo de trompa ejemplar. El cuarto de los tiempos quedó definido por el ritmo desde el principio, resultando emocionante desde el comienzo.
Pese a todo, la versión resultó densa y ralentizada, con un volumen orquestal pero no individualizado en cada una de las voces.

Iniciada en 1882 y terminada el verano de 1883, la Tercera se estrenó el 2 de diciembre de 1883 con Hans Richter y la Filarmónica de Viena. Cualquier visita al pasado en la manera compositiva brahmsiana tenía en Beethoven a su espejo reflectante. Así, como asegura Paul Henry Lang: "Todas las corrientes que fluyen de Brahms hacia atrás, en Beethoven brotaban hacia adelante". Y es que la sinfonía recuerda al autor de Fidelio, indiscutiblemente.

Finalizada en septiembre de 1876, pero estrenada el 4 de noviembre con Felix Desoff en el podio de Karlsruhe, la Primera sinfonía, de Brahms, tuvo otra primera representación con el compositor batuta en mano tres días después, en Mannheim. Brahms logra un equilibrio entre el Clasicismo y el Romanticismo aportando originalidad. Han von Bülow la apodó la "Décima", ya que el maestro de Bonn había concluido su "Novena". La inseguridad y la falta de madurez le hicieron esperar a Johannes 22 años, hasta enfrentarse a esa forma compositiva denominada sinfonía. "¡Nunca compondré una sinfonía! No tienen ni idea de cómo nos sentimos las personas como nosotros cuando oímos los pasos de un gigante como Beethoven detrás de nosotros", aseguraba el autor del Réquiem alemán.

Esto de la masa sonora le va como anillo al dedo a Frühbeck de Burgos, que logró transmitir una apasionada interpretación desde el percutivo inicio. Una versión, ahora sí, redonda con el elenco de atriles germánicos. Oleada de aplausos y puestas en pie por parte del público a lo que el maestro respondió con una Danza húngara y repertorio zarzuelístico patrio.

Les recomiendo unas cuantas y recientes grabaciones. Para empezar, las que ha editado en SACD el sello holandés PENTATONE con las sinfonías del hamburgués, la Sinfónica de Pittsburgh y Marek Janowski. En cuanto a la Primera, me quedaría con las versiones de Giulini (D.G.) o Jansons (SIMAX). No nos olvidemos tampoco de las integrales de Solti, Karajan, Szell o del visionario Gardiner. También, tengan muy en cuenta a Marin Alsop y a Bernard Haitink.

2 comentarios:

Mari-Matrix dijo...

Que bien!! Que didàctico!! Cuanto se aprende de mùsica con usted!!
Besos

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con la opinión anterior.
Este "mensajero" es una auténtica enciclopedia musical.
Gracias por todo este conocimiento.
Un saludo.