miércoles, 16 de marzo de 2016

Vladímir Jurowski y su Filarmónica de Londres


Para la gira que el director de orquesta Vladírmir Jurowski y los músicos londinenses tenían prevista a su llegada a Madrid, se incluían dos importantes eventos. En el primero de ellos, Jurowski secundaría al pianista norteamericano Nicholas Angelich, en su interpretación del Concierto para piano y orquesta nº3, de Serguéi Rajmáninov. La segunda de las obras, sería la menos habitual de las Sinfonías de Piotr Ilich Chaikovski, la denominada Polaca. Al día siguiente, la Séptima Sinfonía, de Mahler, ocupó íntegramente el programa.

El director de origen ruso conoce bien los pentagramas de ambos músicos, con soberbias versiones del primero de ellos, como sus Danzas Sinfónicas, la Isla de los Muertos y la Sinfonía número 3.



La lectura del Tercero de los Conciertos para piano y orquesta del virtuoso Rajmáninov, resultaba aquí algo más dramática en conjunto y contundente, en muchos de sus resaltados pasajes. Imperaba lo reflexivo y apasionado de la obra, a manos de un pianista capacitado pero no deslumbrante, como fue Angelich. En sus manos imperaba el sentido íntimo de la pieza. Estamos ante un brillante ejemplo de musicalidad y de destreza compositiva que le serviría a la película Shine, de banda sonora.

Chaikovski utiliza en su Tercera Sinfonía temas de inspiración popular (¿polacos?), hace hincapié en el juvenil pizzicato y nos anticipa algunos de los guiños que desarrollará en su Cuarta Sinfonía. El uso de la madera prevalece frente al resto de los instrumentos, aliándose con la cuerda. El ballet siempre estará presente en las composiciones de Piotr Ilich, pero en esta obra lo hace de manera palpable. Por ello, podemos escuchar una especie de polonesa, que da nombre a la pieza. Aquí se testimonia que Chaikovski es el compositor emblema de la Madre Rusia y de aquí en adelante será sino el más grande de los compositores del zarismo, sí uno de los mejores.
A continuación, podréis escuchar un enlace del experto director de orquesta Evgueni Svetlanov interpretando esta composición.


Jurowski hizo especial indicación a las diferentes intensidades, jugando con los volúmenes. Reconozco haber escuchado algunas de sus importantes grabaciones recientes de la música de Chaikovski con los filarmónicos londinenses. Grabaron las Sinfonías números 1, 4, 5 y 6 y  la llamada Manfred. Cuando Vladímir Jurowski estaba en el podio de la Nacional Rusa (formada por los huidos de la antigua URSS, se fijó en la importancia de Hamlet, Romeo y Julieta y la Suite número 3. Era la etapa en la que Pletnev dejaba el teclado para dedicarse con mayor tiempo a la batuta.


Sigan de cerca la trayectoria de este director y no les dejará impasibles. 

lunes, 14 de marzo de 2016

Emmanuel Pahud y la Orquesta de Cámara Franz Liszt

El innovador y sorprendente flautista Emmanuel Pahud hizo su escala en Madrid, dentro del ciclo de conciertos de Juventudes Musicales, acompañado por la renombrada Orquesta de Cámara Franz Liszt, de Budapest. El motivo de tan seductora unión sería el poder plasmar las diferentes composiciones de la familia Bach, capitaneada por el magnánimo Johann Sebastian, el kantor de Leipzig. Así pudimos escuchar: tres fugas de El Arte de la Fuga, el Concierto de Brandemburgo número 3 y la Suite orquestal número 2, de Johann Sebastian Bach, el Concierto para flauta y orquesta en re menor y la Sinfonía para cuerdas en si bemol mayor, de Carl Phillip Emmanuel Bach y la denominada Sinfonía Disonante, de Wilhelm Friedmann Bach.

Pahud es un todoterreno de la flauta travesera. Para esta ocasión, tanto los músicos húngaros como el solista suizo, experto en los repertorios clásicos y barrocos, se reunieron. Recuerdo con especial cariño su Integral de Sonatas para flauta y clave, secundado por el experto Trevor Pinnock, registradas en un sobresaliente CD.

Es un maestro capaz de dotar de movimiento y dinámicas a la más sobria de las partituras. Ya en Basilea, demostraba Pahud una pasión creciente hacia la música de la familia Bach, Trevor Pinnock le ayudó en Postdam con la Kammerakademie y sus compañeros de la Filarmónica de Berlín, de la que es nada menos que el flautista principal, crearon un conjunto denominado los Berliner Barock Solisten, para seguir demostrando que a Pahud le apasiona el Barroco.



Con Giovanni Antonini se aproximó a la era revolucionaria napoleónica y junto al añorado Claudio Abbado logró hacer de sus lecturas mozartianas unas referencias absolutas. Se atreve con casi todos los repertorios, atrayéndole el jazz, la música del mundo y los endiablados compositores actuales. Podemos escucharle acompañado por una guitarra o una sola voz, con una gran orquesta o una de cámara. Así es Pahud, acercándose a veces a Ives, otras a la época de Federico el Grande, algunas a versiones para su instrumento de motivos operísticos…hasta llegar al propio Ravi Shankar o demostrarnos que hay muy buenos autores suizos.


Durante su estancia española, Emmanuel Pahud, estuvo también en Valladolid, acompañado por la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y el director de orquesta Gustavo Gimeno  e interpretando el dificultoso Concierto para flauta y orquesta en sol mayor, K 313, de Mozart.