Para la gira que el director de orquesta Vladírmir Jurowski y los músicos londinenses tenían prevista a su llegada a Madrid, se incluían dos importantes eventos. En el primero de ellos, Jurowski secundaría al pianista norteamericano Nicholas Angelich, en su interpretación del Concierto para piano y orquesta nº3, de Serguéi Rajmáninov. La segunda de las obras, sería la menos habitual de las Sinfonías de Piotr Ilich Chaikovski, la denominada Polaca. Al día siguiente, la Séptima Sinfonía, de Mahler, ocupó íntegramente el programa.
El director de origen
ruso conoce bien los pentagramas de ambos músicos, con soberbias versiones del
primero de ellos, como sus Danzas
Sinfónicas, la Isla de los Muertos y la
Sinfonía número 3.
La lectura del Tercero de los Conciertos para piano y orquesta del virtuoso Rajmáninov, resultaba
aquí algo más dramática en conjunto y contundente, en muchos de sus
resaltados pasajes. Imperaba lo reflexivo y apasionado de la obra, a manos de
un pianista capacitado pero no deslumbrante, como fue Angelich. En sus manos
imperaba el sentido íntimo de la pieza. Estamos ante un brillante ejemplo de
musicalidad y de destreza compositiva que le serviría a la película Shine, de banda sonora.
Chaikovski utiliza en
su Tercera Sinfonía temas de
inspiración popular (¿polacos?), hace hincapié en el juvenil pizzicato y nos
anticipa algunos de los guiños que desarrollará en su Cuarta Sinfonía. El uso de la madera prevalece frente al resto
de los instrumentos, aliándose con la cuerda. El ballet siempre estará presente
en las composiciones de Piotr Ilich, pero en esta obra lo hace de manera
palpable. Por ello, podemos escuchar una especie de polonesa, que da nombre a
la pieza. Aquí se testimonia que Chaikovski es el compositor emblema de la
Madre Rusia y de aquí en adelante será sino el más grande de los compositores
del zarismo, sí uno de los mejores.
A continuación, podréis escuchar un enlace del experto director de orquesta Evgueni Svetlanov interpretando esta composición.
Jurowski hizo especial indicación a las diferentes intensidades, jugando con los volúmenes. Reconozco haber escuchado algunas de sus importantes grabaciones recientes de la música de Chaikovski con los filarmónicos londinenses. Grabaron las Sinfonías números 1, 4, 5 y 6 y la llamada Manfred. Cuando Vladímir Jurowski estaba en el podio de la Nacional Rusa (formada por los huidos de la antigua URSS, se fijó en la importancia de Hamlet, Romeo y Julieta y la Suite número 3. Era la etapa en la que Pletnev dejaba el teclado para dedicarse con mayor tiempo a la batuta.
A continuación, podréis escuchar un enlace del experto director de orquesta Evgueni Svetlanov interpretando esta composición.
Jurowski hizo especial indicación a las diferentes intensidades, jugando con los volúmenes. Reconozco haber escuchado algunas de sus importantes grabaciones recientes de la música de Chaikovski con los filarmónicos londinenses. Grabaron las Sinfonías números 1, 4, 5 y 6 y la llamada Manfred. Cuando Vladímir Jurowski estaba en el podio de la Nacional Rusa (formada por los huidos de la antigua URSS, se fijó en la importancia de Hamlet, Romeo y Julieta y la Suite número 3. Era la etapa en la que Pletnev dejaba el teclado para dedicarse con mayor tiempo a la batuta.
Sigan de cerca la
trayectoria de este director y no les dejará impasibles.