El maestro Semyon Bychkov nació el 30 de noviembre de 1952,
en la antigua ciudad de Leningrado, actual San Petersburgo. Pronto destacaría
por su manera impetuosa de dirigir, primero en el Conservatorio y después,
ganando el Premio Rajmáninov. Memorables fueron sus apariciones junto a las
Filarmónicas de Nueva York y de Berlín. En Estados Unidos, lo acogerían en la
Ópera de Chicago y fue titular en Buffalo. Sucedería a Barenboim en París y se
reconoce su ejemplaridad al frente de la Orquesta de la Radio de Colonia (WDR).
Ha dedicado gran parte de su vida a compositores como
Chaikovski, Shostakóvich, Richard Strauss y Wagner y a Gustav Mahler. De este
último, realizó una futurista versión de la Segunda
Sinfonía (Resurrección), en el año 2006, desde la Philharmonie, de Colonia.
Contó con su Orquesta de la WDR, los Coros de la Radio de Colonia y de
Hamburgo, la soprano Karina Gauvin y la
contralto Yvonne Naef. Para la Tercera
Sinfonía, registrada en enero de 2002), Marjana Lipovsek fue la contralto
elegida, las voces correrían a cargo de los coros de la Catedral de Colonia y
de la WDR, además de su estupenda agrupación radiofónica.
La denominada reina del repertorio wagneriano, Waltraud
Meier, sería la encargada de registrar en DVD junto al tenor Torsten Kerl, la Canción de la Tierra, con el apoyo
incondicional de Bychkov y su Orquesta de la Radio de Colonia.
Para su vuelta a la temporada de la Orquesta Nacional de
España, Bychkov preparó concienzudamente la lectura de la Sinfonía número 6,
denominada Trágica, que tuvimos el
placer de disfrutar. El maestro eligió la edición de C.F. Kahnt, de 1906, en su
primera versión. Mahler decidió aquí que la secuencia Scherzo-Andante fuera como
segundo y tercer movimientos.
Como diría Alban Berg, "la única Sexta pese a la Pastoral, de Beethoven". Aunque predomina ese
carácter trágico y de derrota psicológica, Alma Mahler resalta que ese verano
de 1904 fue uno de los más felices de la vida de su autor. Los tres golpes del
destino abaten a su héroe, como si de un árbol se tratara, con los toques del
martillo (evocados por Alma), que en esta ocasión fueron sólo dos. En Mahler,
siempre está presente la naturaleza (“los últimos ruidos percibidos por el
hombre que sube a la cima de una montaña”), el sonido pastoril (campanas de
rebaño), los recuerdos infantiles y el sentido musical de una época que acaba,
las fanfarrias militares… Mahler nunca nos deja indiferentes y menos, en manos
del temperamental experto en Shostakóvich, Semyon Bychkov.
Desde el inicio, Bychkov utilizó un tempo ágil, haciendo uso de las dinámicas, logrando unidad en cada una
de las diferentes cuerdas, aportando calidez a la madera y conseguir hacernos vibrar ante el estruendo del metal y la
percusión. Acentúa el dramatismo de la obra sin quitarle un ápice del nervio
que contagia en el podio. Para el segundo de los tiempos, parece que
estuviéramos escuchando la exquisitez de la cuerda vienesa, ante el impetuoso
metal. Bellísimo fue el comienzo del tercer movimiento, con partes suspendidas,
como de un comedimiento que nos hace suspirar.
Os recomiendo la escucha de esta versión, con Claudio Abbado y la Orquesta del Festival de Lucerna.