miércoles, 25 de marzo de 2009

Paisajes nórdicos

Mañana, jueves 26, Ibermúsica invitará al madrileño Auditorio Nacional a la Orquesta Sinfónica Nacional de Dinamarca. Grieg y su Concierto sonará tras el contacto digital del maravilloso Nelson Freire con las teclas del piano. Habrá Nielsen, ese personaje aún por reivindicar y difundir, mediante su Quinta Sinfonía. Esta pieza, compuesta tras la Primera Guerra Mundial, fue definida por Robert Simpson como "la expresión del conflicto del hombre , en el que sus instintos progresistas y constructivos están en guerra con otros elementos que lo confrontan con la indiferencia o la oscuridad total". En sólo dos movimientos Nielsen consigue definir una atmósfera única.



Aladín se relaciona de manera inmediata con Nielsen. Una pieza de un colorido desmesurado y de evocadoras sonoridades. Pero aquí tendremos otro Aladino, el de Christian Horneman. El infrecuente compositor danés recibió clases de manos de su padre, en el Conservatorio de Leipzig. En Copenhague fundaría una sociedad de conciertos y una escuela. En Nielsen causó una enorme impresión y establecería un puente entre la música romántica del siglo XIX y el incipiente modernismo del siglo XX. Efectúa este aún desconocido autor un uso de la energía orquestal impactante.


El maestro Thomas Dausgaard, también director principal de la Orquesta de Cámara Sueca, dirigirá a la Nacional danesa (DR). El rememorar a Rued Langgaard se lo debemos a él, con la grabación del ciclo sinfónico y la ópera Antikrist, en el sello Da Capo. Frescura y genio en el Beethoven del sello Simax, gusto por las minorías intelectuales como Dág Wirén (CPO) y Asger Hamerik (Da Capo) y riqueza en ideas, resumen su particular estilo.


Cojan asiento.

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