El Ciclo de Conciertos de Ibermúsica cerró su
temporada 2017-2018 con dos conciertos de la Orquesta Gewandhaus de Leipzig, la
agrupación sinfónica que cumple 275 años en activo y que tiene al letón Andris
Nelsons como nuevo director titular.
Nelsons ha demostrado su enorme capacidad musical en
los podios de la Ciudad de Birmingham, Sinfónica de Boston y ahora, en la
agrupación que conoció a Bach, en Leipzig y que tuvo a directores de la talla
de Mendelssohn, Nikisch, Masur, Blomstedt y Chailly entre sus maestros.
Para el primero de los eventos, se programó un
concierto netamente romántico, incluyendo las dos últimas composiciones de dos
autores, como son el Concierto para piano
y orquesta de Beethoven (Quinto, Emperador)
y la Cuarta Sinfonía de Brahms.
Cuando escuché por primera vez las interpretaciones
de los cinco Conciertos para piano y orquesta de Beethoven, con Yefim Bronfman
y la Tonhalle de Zúrich a cargo de David Zinman creí que aquella combinación
perfecta entre rudeza en el ataque y lirismo en el discurso no era posible.
Hace poco, escuchando a Bronfman en una matiné de la Orquesta Filarmónica de
Viena en el Musikverein, interpretando el Segundo
Concierto de Bartók y el Tercer
Concierto de Beethoven, me di cuenta de nuevo de que por imposible que
pareciera aquella versatilidad era real. Ahora, con Ibermúsica de embajadores,
Bronfman viene con el Emperador
beethoveniano. Todo fluye de manera
natural, con una pulsación clara y de precisión inaudita. Nelsons le secunda,
atento. Ante la fabulosa acogida del público asistente, Bronfman supo
agradecérselo con dos propinas: una de Schumann y otra de Prokófiev.
Si la Gewandhaus llegó a estrenar las sinfonía de
Beethoven en vida del autor de Bonn, no menos importantes son sus referencias
brahmsianas, teniendo en cuenta las versiones de Masur, Chailly y Blomstedt,
Konwitschny o Abendroth. Para la Cuarta
Sinfonía, se ocupó la segunda parte
del primero de los conciertos, tomando como referencia la idea del tempo y recordando, a veces, la manera
en la que el director de orquesta Carlos Kleiber se acercaba a esta
composición.
Para la primera parte del segundo de los conciertos,
Thomas Larcher presentó composición de encargo de la Gewandhaus, a modo de obra sinfónica,
al estilo de una sinfonía de corta duración en la que dieran cita diferentes
intensidades, componentes y estructuras. Chiasma
cuenta con el piano como instrumento participante, ya que el autor fue alumno
de Elisabeth Leonskaja y nos pudiera recordar algunas veces a las obras de
compositores atonales clásicos.
Acto seguido, Mozart se impuso con su tarareable
inicio de la Sinfonía número 40. En
el Andante la agrupación alemana hizo gala de su categoría, ensamblando todos
los componentes y desembocando en los dos movimientos finales, de graciosa
factura y a los cuales Nelsons acentuaba en gestos circulares y puntuales.
Pese a la falta de concentración de gran parte del
público asistente, lo mejor estaba por venir de la mano de Chaikovski y su
célebre Sinfonía número 6 “Patética”.
Además, Andris Nelsons tiene una soberbia lectura de la misma en el sello
discográfico Orfeo, con la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham. Desde
el inicio del Adagio, el tema a cargo del fagot derivó en la orquesta que fue
cobrando importancia. Cada instrumentista se iba enlazando en una sintonía
perfecta. La cuerda estaba en consonancia con el pasado reciente, en el que
Karl Suske era el concertino y que ahora tiene a su hijo Conrad en el primer atril. El concertino Sebastian
Breuninger llevaba el ritmo en todo momento, animando a los suyos. La tradición
ortodoxa que retoma Chaikovski, continúa con un tema a modo de ballet y va
concluyendo en una marcha que no hace concluir la obra sino que hace un final
en teoría apoteósico para acabar terminando con un movimiento a modo de
Réquiem. Nelsons mantuvo en alto la batuta, unos segundos, como parte de la
partitura y como respeto por el autor y su obra. Una sinfonía cargada de
fuerza, brillante y que nos deja suspirando. El tiempo parece como si se
hubiera detenido…
Atentos a la próxima temporada de Ibermúsica, en la
que escucharemos nuevamente al pianista Yefim Bronfman, vendrán la Filarmónica
de Luxemburgo de Gustavo Gimeno, tendremos a la Sinfónica de Londres con Jaime
Martín y Nikolái Znaider, Antoni Wit dirigirá a la Orquesta de Cadaqués y a Ray
Chen, la Filarmónica de Hamburgo estará presente con Kent Nagano y Veronilka
Eberle, Chailly traerá a la Scala de Milán, Vasili Petrenko vendrá con los
filarmónicos de Oslo y Juanjo Mena y Javier Perianes se aliarán con los
filarmónicos londinenses, el mahleriano Jonathan Nott acudirá con la Joven
Orquesta Gustav Mahler… La Philharmonia de Londres acudirá con Askhenazy y Jurowski
aparecerá junto a la del Siglo de las Luces y Nelsons repetirá… No os olvidéis
que la violinista Anne-Sophie Mutter volverá a estar con nosotros.