domingo, 29 de marzo de 2009

Del Perú de Ayacucho al sur de Norteamérica

Da gusto ver cómo la cantera de jóvenes promesas en el manejo de la batuta va dando sus frutos al otro lado del continente europeo. Del Sistema Abreu, en Venezuela, a un ejemplo del Perú por potenciar y reivindicar. Aquí, tuvimos la oportunidad de volver a contar con Miguel Harth-Bedoya, que nos hizo vislumbrar el crisol sonoro de músicos patrios como José María Valle Riestra y el entrañable Enrique Iturriaga.



A la Nacional, figuras de la vitalidad de un Pehlivanian, un Dudamel o el mismo Harth-Bedoya les hace redescubrir su propia esencia musical que pareciera adormecida en la no conciencia de algunos. Es cierto y, parafraseando lo que dijera el maestro Celibidache de la Orquesta Enescu de Bucarest, nuestra orquesta puede sonar como la mejor del mundo si se lo propone y cuenta con un dialogante y desbordante director en el podio.

Miguel Harth-Bedoya, hermano de la célebre guitarrista María Luisa, lleva nueve temporadas al frente de la Orquesta de Fort Worth (Texas), con su flamante auditorio de estilo neoclásico americano, el Bass Performance Hall. "El diseño es fantástico", apunta el maestro. "Lo que viene ahora del punto de vista internacional es el Concurso de Piano Van Cliburn, que se va a televisar", añade. Conoce a Leonard Slatkin coincidiendo con la marcha de éste de Sant Louis y su visita madrileña, de quien señala ser "una eminencia que ha recuperado y maneja un repertorio amplísimo". A la alumna de Leonard Bernstein, Marin Alsop, "la sustituí en Oregon".

A nivel discográfico apunta ir poco a poco. "Estoy convencido que a mi me terminan haciendo mejor las grabaciones en vivo, porque tienen una sonoridad, una claridad, una sensación, propias". Grabó junto al actor Michael York (le recordarán principalmente por su papel en Cabaret) una versión bilingüe de Pedro y el lobo, de Prokófiev. "Ahora vamos a hacer una en español y en quechua" y "dentro de la serie Caminos del Inca, una toma con la Sinfonía Junín y Ayacucho, de Iturriaga, que esperemos salga a mitad de este año y que ya está grabada con la Orquesta de Fort Worth".

Su intención es "recuperar en los próximos cinco años parte del repertorio sudamericano desde el siglo XVIII hasta la actualidad". A la pregunta sobre proyectos futuros, me comenta que vuelve a Galicia a dirigir la orquesta de Víctor Pablo Pérez y en tres semanas dirigirá la holandesa Orquesta de la Residencia de la Haya (cuyo titular actualmente es el versátil Neeme Järvi), "a la que he ido varias veces y continuaré haciéndolo". "Con Gustavo Dudamel coincidí en Chicago", añade. Para él, Juan Diego Flórez y Gustavo Dudamel "son luminarias a la edad que tienen y grandes talentos".

El concierto del fin de semana inició con la Obertura Coriolano, de Beethoven. Estuvo marcada por el ataque enérgico que dio paso a un más que correcto desarrollo temático de la partitura. Una de las escenas beethovenianas de absoluta descripción, junto a su Pastoral, en manos de Harth-Bedoya supo transmitir los contrastes a veces abruptos de los dos personajes: Ludwig van Beethoven y el general romano unido a los volscos, Coriolano. El texto de su amigo Heinrich von Collin servirá para narrar musicalmente la rebeldía y final trágico (es llevado al suicidio) del romano. Los timbales y metales irán dando paso a un final en consonancia con su propia biografía, desde lo temperamental a lo trágico con el leve sonido de la cuerda. Beethoven establece un reflejo del personaje histórico tratado por Plutarco y Shakespeare, pero también de sí mismo.

La búsqueda de un sonido ampuloso y americanizado, tendente al forte, hizo temblar la Sala Sinfónica.

Dvorák contó para su afamado Concierto para violonchelo y orquesta con un solista de lujo y de moda, el treinteañero Daniel Müller-Schott. De depurada técnica pero carente de emoción en pasajes clave, busca un perfección casi encontrada. El primer movimiento quedó delineado perfectamente por la cuerda con la regulación de los vientos. El segundo, en esa idea superlativa de romanticismo, mediante el dúo establecido entre solista y concertino parece avisarnos del amor que sentía por su querida cuñada Josefina. Dvorák está en otro continente, en unas tierras al otro lado del Océano. Añora su tierra durante sus vacaciones en Spillville (Iowa), recuerda, ocupa un puesto importante a nivel musical como director del Conservatorio de Nueva York. Josefina, lamentablemente, había fallecido al regreso del compositor a su Bohemia natal. Müller-Schott captó la esencia del autor, imprimiendo su sello de vertiginosa maestría. El final redondeó lo que inicialmente hubiera sido una interpretación algo fría aunque meticulosa.

La segunda parte incluía esas piezas que uno desconoce pero ansía escuchar. Iturriaga goza de un encomiable sentido del humor a sus 91 años. "Mientras era director de conservatorio vino un coronel y me dijo que iban a hacer un concurso para una sinfonía, pero era un concurso cerrado para diez compositores", recuerda. Fue en dos ocasiones director del Conservatorio de Lima, en los setenta y a mediados de los noventa. En las bases necesitaban que apareciera el himno nacional, cosa que no le agradaba demasiado porque no decía nada musicalmente. "Decidí que apareciera al final, conduciéndolo, tomando intervalos", apunta. Continúa diciendo que "lo hice subiendo y no volviendo mediante un desarrollo". La instrumentación, que recuerda a la tradicional, "es la de la época de Ayacucho". "Es lo que se llamaba una sinfonía programática, como Berlioz con su Sinfonía fantástica". El final recuerda a Brahms, señalo, a lo que me responde que "no es por Brahms sino por las cuartas".

Los 125 años de la independencia de Perú en forma de sinfonía que recrea tal suceso, posee un colorido casi cinematográfico con momentos realmente evocadores, en el segundo movimiento, con el uso del arpa y la flauta o el pasaje desarrollado por el concertino. El tercero, característico, invita a la danza y al recuerdo ancestral.

Homenaje especial, también, a otro compositor patrio: José María Valle Riestra. En la tradición tardoromántica se sitúa Elegía, de ecos wagnerianos y cuyo despliegue cordófono obtuvo la aprobación del público asistente.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Sobre Roberto Pálmer

Roberto Pálmer, a quien conocí en mi etapa como colaborador en la revista "Doce Notas", va ubicando su merecido lugar encima del podio, frente al atril y los músicos de la orquesta. Batuta en mano, la agrupación del ente público (RTVE), pudo contar con el entusiasmo, la fuerza y el equilibrio de Pálmer, durante el segundo concierto del VIII Ciclo de Jóvenes Músicos.

El carácter tradicional y de recurrencia folclórica de las Danzas noruegas, de Grieg, le van como anillo al dedo. Matizando aquí y perfilando allá, la música fluía en el Monumental el 18 de abril del pasado año. La atención al detalle se percibe en Pálmer, con un ímpetu que recuerda al del libanés Pehlivanian, que le invitó a Liubliana para dirigir su eslovena agrupación filarmónica.

Como director de nuestro tiempo tendió progresivamente a una mayor modernidad, con un entretenido Poulenc, en su Concierto para dos pianos, que contó con la armonía del sincronizado dúo formado por los hermanos Víctor y Luis del Valle.

Tomás Marco no le es ajeno, como tampoco lo son Fernández Guerra y tantos otros. La llamada Generación del 51 queda en parte en el pasado musical español, pero resulta patente en nuestros días. Con el Difusión Ensemble el maestro Pálmer lo ha demostrado, reivindicando y posicionándose un defensor de las corrientes antiguas y futuristas.

Roberto Pálmer tiene un aristocrático porte, un elegante manejo de la batuta aderezado con un incisivo manejo del brazo izquierdo y un futuro prometedor que aflora desde lo más hondo de su sentir y hacer musical. En Beethoven y su Segunda quedó más que patente.

Como decía aquel anuncio publicitario: "Jóvenes aunque sobradamente cualificados".

Paisajes nórdicos

Mañana, jueves 26, Ibermúsica invitará al madrileño Auditorio Nacional a la Orquesta Sinfónica Nacional de Dinamarca. Grieg y su Concierto sonará tras el contacto digital del maravilloso Nelson Freire con las teclas del piano. Habrá Nielsen, ese personaje aún por reivindicar y difundir, mediante su Quinta Sinfonía. Esta pieza, compuesta tras la Primera Guerra Mundial, fue definida por Robert Simpson como "la expresión del conflicto del hombre , en el que sus instintos progresistas y constructivos están en guerra con otros elementos que lo confrontan con la indiferencia o la oscuridad total". En sólo dos movimientos Nielsen consigue definir una atmósfera única.



Aladín se relaciona de manera inmediata con Nielsen. Una pieza de un colorido desmesurado y de evocadoras sonoridades. Pero aquí tendremos otro Aladino, el de Christian Horneman. El infrecuente compositor danés recibió clases de manos de su padre, en el Conservatorio de Leipzig. En Copenhague fundaría una sociedad de conciertos y una escuela. En Nielsen causó una enorme impresión y establecería un puente entre la música romántica del siglo XIX y el incipiente modernismo del siglo XX. Efectúa este aún desconocido autor un uso de la energía orquestal impactante.


El maestro Thomas Dausgaard, también director principal de la Orquesta de Cámara Sueca, dirigirá a la Nacional danesa (DR). El rememorar a Rued Langgaard se lo debemos a él, con la grabación del ciclo sinfónico y la ópera Antikrist, en el sello Da Capo. Frescura y genio en el Beethoven del sello Simax, gusto por las minorías intelectuales como Dág Wirén (CPO) y Asger Hamerik (Da Capo) y riqueza en ideas, resumen su particular estilo.


Cojan asiento.

martes, 17 de marzo de 2009

El Real y la mujer en su nueva temporada

Antes de acudir a la presentación de la temporada 2009-2010 del Teatro Real, me hacen entrega de un panfleto informativo que dice: "El Teatro Real se queda mudo. Su prestigioso coro queda en paro. Diez años de compromiso con la música y el arte respaldan la continuidad de su trabajo".

El señor Muniz inicia, agradeciendo a los patrocinadores, aficionados y medios de comunicación la labor realizada hasta la fecha. Lamenta la crisis pero, recalca, el transcurso de la próxima temporada sin merma en la cantidad ni en la calidad de las representaciones. La clave, a su modo de ver, "ha estado marcada por el equilibrio presupuestario".

Jesús López Cobos rememoraba cuando Antonio Moral le invitó al Festival Mozart para efectuar su presentación en España a nivel operístico, con Las bodas de Fígaro mozartianas en el año 2000. El verano de 2010 marcará el adiós del maestro de Toro, "el fin en España". Tras su paso por Alemania, Suiza y Estados Unidos, achaca a la "improvisación y la falta de planificación" su abandono al ver cumplido a medias su proyecto para con el coliseo y su público. Un plan truncado que, como reconoce, "ha sido un placer trabajar con Antonio Moral". Anuncia su vuelta a Viena (Wiener Staatsoper y Theater an der Wien), a París y su Bastilla y Ginebra.

Destacó López Cobos el comienzo, el recorrido y el afán de superación de la orquesta del teatro. Avanzó cambios a añadir a la ya renovada tercera parte de la agrupación para el mes de junio. Recordaba emocionado los comentarios elogiosos de Hans Werner Henze, que quien les escribe guarda un grato recuerdo, y del americanizado compositor español Leonardo Balada tras su Faustball.

Siempre tristes las despedidas, en especial si se tratan de conocedores en la materia como Antonio Moral y Jesús López Cobos.

Se anuncia como primicias de la nueva temporada las incorporaciones de Eliahu Inbal en el terreno operístico madrileño y la visita del irregular Ivor Bolton. Inbal, especialista del universo malheriano y del Romanticismo y tardo-Romanticismo, querido por la Nacional y visitante asiduo de los teatros operísticos alemanes, inicia la temporada con Lulú, de Alban Berg. Interesante la nueva Lulú de Agneta Eichenholz, que dará bastante que hablar. Además, Jennifer Larmore hará de Condesa Geschwitz. Desde que en 1988 se representara en el Teatro de la Zarzuela ansiábamos una nueva producción.

Bolton, conocido en Salzburgo y vinculado a su Mozarteum y al Festival, se enfrentará al no menos complejo y rico lenguaje de Janacék, con Jenufa, en una nueva producción en asociación con la Scala milanesa.

La mujer mitológica y la actual se enlazan en la temporada, con la imagen que de ella tiene el hombre y que hace palpitar corazones. De pasiones y muerte habla la terrible a la par que deslumbrante Die tote Stadt, de Erich Wolfgang Korngold. La batuta experta de Pinchas Steinberg y la puesta en escena de Willy Decker prometen no dejar indiferentes. En lo vocal, Klaus Florian Vogt promete momentos de tensión.

Los especialistas barrocos nos visitan nuevamente con Theodora y Agrippina, de Haendel. Para ello contaremos con la presencia de Paul McCreesh y su Gabrieli Consort and Players, que acaba de lanzar al mercado su CD junto a Rolando Villazón; y con el otro experto y redescubridor haendeliano adorado por Maruja Torres, Alan Curtis e Il Complesso Barocco. Todo ello en versión de concierto. Ottavio Dantone, el otro conocedor en materias históricas, toma el relevo a Rousset con Martín y Soler, presentándonos L'Arbore di Diana. Aunque, en el terreno de lo auténtico, volvemos a contar con el dueto Christie-Pizzi, al que se sumarán la haendeliana Danielle de Niese, de atractivos vocales y estéticos para quienes vimos en DVD su Giulio Cesare, también con Christie, de Glyndebourne. El sopranista Philippe Jaroussky de monteverdianas capacidades y de fama internacional será el Nerone juvenil en esta L'incoronazione di Poppea. Atentos al resultado de tan nutrido y sabroso cóctel.

Año Haendel y año, también, Haydn. Para esta fecha, un dramma giocoso titulado La vera costanza que contará con López Cobos en el foso y los cantantes ganadores del 39 Concurso Toti Dal Monte, de Treviso.

Dos "rossinis" acabarán seducidos por el Real: L'italiana in Algeri e Il viaggio a Reims. La italiana, con una dirección escénica de Comediants y la orquestal de López Cobos, contará con dos voces importantes en la Isabella de Vasselina Kasarova y el Taddeo de Carlos Chausson.
La ganadora del Concurso de Dirección de Ópera "Jesús Lopez Cobos", Eun Sun Kim, dirigirá un viaje por Reims junto a Emilio Sagi y Raúl Giménez.

En una nueva producción del Real, Hans-Peter König (Daland) y Anja Kampe (Senta) navegarán en Die fliegende Holländer wagneriano, con López Cobos en el foso.
Una lástima que I Puritani y Norma se ofrezcan en versión de concierto. Violeta Urmana será Norma bajo la atenta dirección de Massimo Zanetti. Aún así, el fenómeno peruano con sello propio -literalmente hablando- Juan Diego Flórez, dará vida a Lord Arturo Talbo en el puritano recital con vistas a marcar un hito.

Andrea Chénier promete, y mucho, con las voces de Marcelo Álvarez (Andrea Chenier) y Daniella Dessì en el segundo reparto femenino. Nina Stemme hará danzar los siete velos en Salomé ante las indicaciones de López Cobos.

Simon Boccanegra no debe escapárseles. Giarcarlo del Monaco se encargará de la escena, Carlos Álvarez y Plácido Domingo se alternarán los roles protagonistas, Angela Gheorgiu hará de Amelia Grimaldi y Ferruccio Furlanetto de Japoco Fiesco.

En el Ciclo de Grandes Voces: Renée Fleming, Cecilia Bartoli, Diana Damrau y Edita Gruberova. Ahí queda eso

Del ballet tampoco hay que olvidarse. No me perdería el Spartacus, de Jachaturián, en la producción del Bolshói de Moscú ni la modernidad bien trazada del Nederlands Dans Theater de Jirí Kylián.

Sólo me invaden dos preocupaciones: el Coro del Real y el futuro -esperemos prometedor- con Mortier.


Que suba el telón.

jueves, 12 de marzo de 2009

Monumentalismo sinfónico-coral

Concierto peculiar por su mezcolanza y por lo heterogeneo de las obras que se presentan.
El madrileño Mauricio Sotelo (1961), Premio Nacional de Música 2001, estrena su obra-encargo para la Orquesta Nacional Arde el alba, con el cantaor flamenco Arcángel. Sotelo, conocedor del denominado cante hondo, utiliza las micro-calidades del sonido desde la perspectiva. Intenta encontrar la autenticidad de la raíces musicales tradicionales, del "arte mágico de la memoria", que diría Giordano Bruno. Lo añejo enlazado con lo actual lleva a denominar su elaboración flamenco espectral. El filósofo Emilio Lledó contaba que "de Mauricio Sotelo oí hablar a uno de los más geniales compositores de nuestro tiempo, Luigi Nono, con quien conviví en el Wissenschaftskolleg de Berlín. Luigi fue quien me preguntó si conocía a un joven compositor español del que yo, confieso, no sabía nada. Desde entonces la admiración que sentía por Nono se unió a la persona y la obra de Mauricio. La obra de dos amigos desaparecidos (Luigi Nono y José Ángel Valente) se acrecienta, dura, ilumina y pervive en el prodigioso universo sonoro de Mauricio Sotelo". Las voces de Enrique Morente, Carmen Linares, Pitingo o Miguel Poveda le han cantado. El flamenco ha demostrado ser un género tan nuestro que a lo largo del siglo XVIII hasta nuestros días ha ido en creciente reelaboración. La poesía en forma de voz y orquesta declamará el estreno de esta música tan enraizada como actual.


Vivaldi, o el Barroco italiano en su esplendor más absoluto, finalizará la primera parte del concierto de Pons y los suyos. Al igual que Johann Sebastian Bach, "el pelirrojo genial" delimitó claramente el uso de instrumentos aerófonos. Así, el flauto (flauta dulce), flauto traverso o travesière (flauta travesera), flauto grosso (posiblemente una flauta tenor) y flautino (flauta dulce una octava superior a la flauta ordinaria). Lasocki establece un genial estudio sobre la aplicación desmesurada de la flauta. En pequeño formato, es decir, con piccolo en do mayor con catalogación RV 443 nos ofrecerán las maravillas, destrezas, idas y venidas rítmicas y melódicas de Vivaldi. El uso del ritornello casi hipnotizante y dinamizador logrará atrapar masas de oyentes conocedores o posibles futuros sensibilizados por este arte. El fluir de la música vivaldiana posee una capacidad mágica de sumergirnos entre los diversos canales musicados venecianos.


Carl Orff delimita claramente el efectismo y la grandilocuencia monumental de la masa orquestal y vocal. Tranforma aquello de "llevar el lenguaje como lenguaje al lenguaje", que diría Heidegger. El espléndido Dietrich Fischer-Dieskau dice que "Orff no parte de la música, sino del idioma, que es para él tanto música como símbolo". Sí, en el Auditorio Nacional (13, 14 y 15 de marzo) se programa el mundialmente reconocible Carmina Burana. "Retrocede a tipos melódicos del canto gregoriano, del Minnesag y de la canción popular, lo que contribuye aún más a dar una impresión de frescor, pues el pastiche resulta poco pretencioso como mezclado con el espíritu de cabaret", concluye el conocedor de la obra y parte activa de la versión discográfica de referencia, Fischer-Dieskau.
Andrea Lanza le incluye en un capítulo que titula "Vitalismo y realismo del régimen". Dicha corriente, dentro de los conceptos musicales permisibles en el Tercer Reich, pretendía adornar con parafernalia de inmediatez comunicativa y aspectos motores y rítmicos los sonidos de la Alemania nazi victoriosa y triunfante. Citaré a Lanza y sus apreciaciones sobre esta cantata profana para solistas, coro y orquesta de 1937, basada en textos procedentes de una colección de cantos en bajo latín y alemán medieval de los estudiantes del siglo XIII conservada en la abadía de Benediktbeuren (Codex latinus 4660). "Su argumento trata de vino y amor y presenta una concepción marcadamente pagana de la vida. Articulada en un prólogo y tres partes, la acción cuenta con una música clara hasta la ostentación, con movimientos claros y efectista abundancia tímbrica. El coro recibe un tratamiento en bloques cuadrados, carente de connotaciones contrapuntísticas; la predominancia de intervalos de cuarta y quinta paralelas recuerda el carácter de los antiguos organa medievales. Podríamos relacionar esta obra de robusta y sana fuerza a ciertas pinturas o esculturas de realismo del régimen, con temas de atléticos y musculosos cuerpos desnudos , representados con una insistencia casi infantil, pero carentes de referencia real en su carácter de esencia simbólica", finaliza quien fuese director de la Rivista Italiana di Musicologia y especialista en la música alemana de la pasada centuria.

Mis recomendaciones al respecto serían dos: en el primer lugar un elenco vocal de campanillas con nuestro Dietrich y Gundula Janowitz (con Jochum, en D.G.) y, no menos importante, la versión del matemático y perfeccionista Ozawa en Phillips, con Hampson, Gruberová y Allen. Tampoco se olviden de la meritoria dirección de Previn con los sinfónicos londinenses ni de la directora (han leído bien) alumna aventajada de Bernstein, Marin Alsop, en su reciente lectura para el económico y gratificante sello Naxos.







Que la música les acompañe en cada momento de sus vidas.

lunes, 9 de marzo de 2009

Tannhäusser en el Real

NOTA DE PRENSA

El Teatro Real estrenará el viernes 13 de marzo la ópera Tannhäuser, de Richard Wagner, en un montaje de la Ópera de los Ángeles en el que podemos escuchar a los dos mejores intérpretes de este papel en la actualidad, Peter Seiffert y Robert Gambill, que se alternarán en las diez representaciones que tendrán lugar durante este mes.

Junto a ellos un reparto con nombres tan destacados como Petra Maria Schnitzer, Edith Haller, Lioba Braun, Christian Gerhaher o Roman Trekel.

La dirección musical estará a cargo del maestro López Cobos y la dirección escénica será responsabilidad de Ian Judge

jueves, 5 de marzo de 2009

El Rey Salomón y la Reina de Saba

Este fin de semana nos visita un historicista muy centrado en las figuras de Haendel y Haydn. Me refiero a Andreas Spering, el director ligado a agrupaciones como la Capella Coloniensis y la Capella Augustina. Se le ha denominado un "sabio traductor haendeliano", con ejemplos operísticos claros y definitorios en HARMONIA MUNDI (Siroe, Re di Persia) y CPO (Imeneo). Su energía y ataque hacen que sus interpretaciones queden incisivamente marcadas. Su labor por recuperar oratorios y cantatas le hicieron nutrirse del sabor palaciego de los Esterházy. En HARMONIA MUNDI, nuevamente, creó un brillante CD dedicado a los aristócratas húngaros y, en NAXOS, Il Ritorno di Tobia y La Creación han recibido las mejores puntuaciones en los expertos foros musicológicos y disqueros.



Nuestra Orquesta Nacional nos trasladará al Barroco esplendoroso de Haendel, en un viaje por los textos bíblicos del Antiguo Testamento, de la mano del último rey de Israel (Salomón) y la reina de Saba. En la tradición de la Iglesia ortodoxa etíope, se señala que Salomón tuvo un hijo con la reina de Saba, llamado Menelik I, quien sería futuro rey de Etiopía, y de quien la tradición dice que sacó el Arca de la Alianza de Israel, llevándosela a su reino.


El experto en la materia, Christopher Hogwood, dice que "Solomon describe una edad de oro que con seguridad podría ser interpretada como el espíritu idealizado de la Inglaterra georgiana. Relacionado con la aspiración de las normas -hacia la justicia, la verdadera religión y la prosperidad- y situado en la más pródiga y lujosa corte que presenta la Biblia, la estructura dramática de Solomon es más de aparato escénico que narrativa". Prosigue no sin atino, escribiendo: "Tiene un tono imperial en todos los sentidos y casi libertino en la riqueza instrumental: para las interpretaciones de 1749 (cuando se estrenó en el Covent Garden londinense) Haendel proyectaba por encima de cien voces e instrumentistas. Los temas, igualmente señoriales, como la afamada sinfonía del tercer acto (La llegada de la Reina de Saba) se basa en fragmentos de Numitore, de Porta, un concierto de Telemann y una giga para teclado de Muffat".
Mis recomendaciones discográficas son las dirigidas por Gardiner y Reuss



Disfruten de la velada